Vida Biológica

El Sistema Inmune, de la defensa a la homeostasis

A cualquier persona que le preguntes qué es el sistema inmunitario, muy posiblemente te responderá que es un sistema que nos protege y nos defiende. Una especie de ejército de células especializadas que mantienen a raya al enemigo…

Y no les culpo por pensar así, es lo que nos han hecho creer desde que un señor llamado Pasteur protagonizara una de las historias más controversiales de la historia de la medicina. Don Pasteur “descubrió” – y lo pongo entre comillas porque en realidad una buena parte de su trabajo fue plagio de otro hombre menos promocionado (A. Bechamps) – que siempre que había un proceso de infección había lo que en su momento llamó gérmenes.

Microorganismos que por el mero hecho de estar ahí fueron culpados de causar todos los males de un proceso infeccioso. Y no me malinterpretes, es cierto que cuando ciertos microorganismos actúan, generan procesos de inflamación y los síntomas que llamamos infección. Lo que no es tan cierto es que sean seres malvados que están esperando a que bajes la guardia para atacarte.

Y es que aunque cueste creerlo, el único problema en todo este embrollo del sistema inmune es la interpretación que se hace de lo que ocurre en el organismo. Los estudios científicos no mienten – al menos los que no están intencionalmente manipulados – los hechos son los hechos.

Que células como los macrófagos pueden comerse (fagocitar) otros microorganismos nadie lo duda… y pareciera que con ese acto está “matando” o “eliminando” enemigos. Pero eso es sólo una interpretación. El hecho es que lo hace, el por qué lo hace y si son o no enemigos es lo que hay que cuestionar.

Del mismo modo ocurre con los virus, que ese es otro melón serio que pronto abriremos. Un código genético envuelto en una cápside que entra en una célula y se reproduce. El hecho observable es que fuera de la célula es una molécula inerte y que una vez entra en una célula, pasa todo un proceso fisiológico que da como resultado varias copias del mismo código que vuelven a ser expulsadas hacia fuera de la célula.

Todo lo demás que te explican es una interpretación. Que sea un “ente” con intencionalidad maliciosa de atacarte, es pura especulación. ¡Si es inerte, es decir, sin vida! ¿Cómo puede tener intención de matarte algo que ni si quiera tiene vida? ¿Cómo puede tener intención de matarte una mesa? Es un delirio total. Del mismo modo que contarte que lo que ahí está ocurriendo es que ese “virus” está “infectando” a la célula. Eso es especular y poner una intención que no corresponde necesariamente con la realidad.

¿Has escuchado alguna vez eso de que el juicio que emite una persona sobre otra habla más de la persona que hace el juicio de valor que de la que lo recibe? Que una persona crea que “todos los hombres o mujeres son iguales”, es una interpretación de la persona que emite ese juicio y por tanto habla más de sí misma, de su interior, que de lo que de verdad ocurre en el exterior.

Aquí ocurre lo mismo… que constantemente te estén haciendo una interpretación bélica de lo que ocurre en tu cuerpo, habla del grave trastorno mental que padecen las personas que están detrás de la promoción de este discurso. Que veas en el proceso de replicación viral una intencionalidad de ataque, de asesinar a la célula, habla más de la percepción de la persona que genera ese discurso de que la vida es una lucha de matar o morir que de lo que realmente está ocurriendo ahí.

Y ojo, no estoy culpando de esto a los científicos que se dedican a investigarlo… éstos son víctimas de la realidad discursiva generada por el uso de un lenguaje bélico. Éstos están “atrapados” en un paradigma que hace aguas por todos lados, pero precisamente por ver “desde dentro” de ese paradigma, no consiguen observar otra cosa que lo que el paradigma manda.

Que tú aprendas durante años que los gérmenes – ahora llamados microorganismos patógenos – son los culpables de las enfermedades infecciosas ciertamente te predispone a observar eventos que son puramente imaginarios… o mejor dicho, que al evento objetivable en un estudio se le ponga indefectiblemente después una capa de interpretación subjetiva, por muy puristas científicos que sean, y que eso acabe por condicionar fuertemente el sentido de lo que ahí está ocurriendo.

Y es que aunque cueste creerlo, el problema raíz es el mal uso del lenguaje en todo esto. Y te lo voy a demostrar con claros ejemplos. En la siguiente tabla verás la descripción de las funciones básicas de células inmunitarias (en la imagen) y al lado, una forma distinta de decir lo mismo, pero eliminando el leguaje bélico:

Como puedes observar es un minúsculo cambio. De decir eliminan bacterias patógenas a decir eliminan bacterias que ya no son necesarias hay todo un mundo. En la primera, se les da a las bacterias la condición de generadoras de enfermedad por sí mismas, luego son “necesariamente malvadas” y por tanto hay que mantener a raya al enemigo usando a nuestro ejército. En la segunda construcción, esas mismas bacterias malvadas pasan a tener una función, pues en un momento son necesarias y en otro momento no. Cuando dejan de ser necesarias, entonces sí, necesitan ser eliminadas.

Ese cambio de una sola palabra genera una percepción totalmente distinta de la situación. El acto de que una de estas células inmunitarias eliminan bacterias es objetivo, la interpretación de por qué lo hacen marca totalmente la diferencia.

¿Y por qué sabes que cumplen una función esas bacterias malignas?

Porque hay hechos objetivables que lo demuestran. De no ser así podrías decirme que lo que yo estoy mostrándote “es una interpretación más” que puede ser más o menos acertada. Si bien es cierto que es difícil escapar de hacer interpretaciones de lo que observamos, hay hechos que nadie puede negar y que por sí mismos cuestionan la teoría de “bacterias y virus malvados” y ponen en jaque la hipótesis (porque hace tiempo que dejó de ser teoría) del contagio.

Empezamos por lo más resistido… los virus. No sé si lo sabes pero para que un virus entre en una célula, la misma célula tiene que expresar un receptor específico para ese código viral. En ocasiones las proteínas que están en la envoltura del código viral pueden usar receptores que ya existían previamente, pero en cualquier caso son repectores muy muy específicos. Es como la cerradura de una puerta, no vale cualquier llave, tiene que ser la exacta para que se abra la puerta.

¿A nadie se le ha ocurrido pensar que si hay una cerradura con llave en una puerta, es porque se espera que alguien concreto y determinado, la abra? ¿Nadie ha pensado que si una célula expresa un receptor muy concreto para un único código genético, es porque tiene intención de recibirlo?

Como ves, esto no es interpretable, hay literalmente una cerradura en la célula que cuando pones la llave correcta pasan eventos dentro de la misma. Suponer en este acto un deseo de infectar, engañar, matar o cualquier otra intención diabólica es condición de la mente humana, no de la biología. ¿Será entonces que esa replicación del virus es un evento “deseado” por el organismo? Sí, ahí entramos ya en terreno interpretativo de nuevo… pero lo que está claro es que hay intención de la célula por “captar” ese virus y casualmente instantes después, esa célula se encarga de replicarlo y enviar ese “mensaje” o esa “señal” a otras células cercanas.

En otro momento te cuento más de ese punto. Pero para que veas que no sólo son los virus, las bacterias también tienen un mecanismo similar. La primera fase descrita del proceso de infección es llamada colonización (nuevamente un concepto bélico de invasión). Durante esta colonización de nuestras mucosas ¿a que no sabes qué ocurre? Casualmente nuestras células expresan nuevamente receptores específicos que interaccionan con las llamadas adhesinas de la bacteria. Esa interacción produce que esas proteínas que tiene la bacteria en su superficie se “enganchen” a los receptores específicos de tus propias células han desarrollado para tal efecto. Nuevamente una intencionalidad.

Y este mecanismo sirve para que de las miles de las bacterias y virus que hay en el ambiente, captes la específica y concreta para ese receptor y no otra. Casualmente todo esto para evitar que con la secreción de moco sean expulsadas. ¿Cómo puede el cuerpo “ayudar” a fijar una bacteria que su único objetivo es matar células y generar enfermedad?

Porque entre otras muchas bacterias, este mecanismo lo usa el staphylococos aureus, una de esas malas malísimas que si te infecta puede provocar endocarditis, neumonías, osteomielitis y otros cuadros complejos que sí, ciertamente pueden matarte si son exageradamente importantes esos eventos. ¿Cómo puede ser esto entonces? ¿Por qué nuestro cuerpo ayudaría a semejante asesino a entrar en nuestra propiedad y matarnos lentamente por dentro?

O hay un error garrafal de interpretación de por qué actúa esa bacteria, o nuestro cuerpo se vuelve loco y da la llave de la cerradura de su hogar aun asesino en serie confeso.

En cualquier caso es innegable el hecho de que esa “ayudita” de las células del epitelio de nuestras mucosas hacia esas bacterias “seleccionadas” es el primer paso para que esa bacteria llegue a entrar a nuestro organismo.

Pero esto no acaba aquí… Una vez este tipo de bacterias son “enganchadas” la célula del endotelio las fagocita, es decir, las lleva a su interior pero sin eliminarlas. Con este acto, la propia célula protege a la bacteria de todo mecanismo inmunitario y con ello facilita que se formen pequeñas colonias intracelulares. Una vez que estas colonias están formadas, y reciben una señal clara y directa celular, “se activan” y se diseminan por los tejidos adyacentes.

¿Curioso verdad? ¿Será todo una conspiración de algunas células que quieren derrocar al gobierno malvado del cerebro y por eso ayudan a estos asesinos a reproducirse?

Por cierto, todo esto es ciencia pura descrita en las revisiones de patogenicidad de estas bacterias, yo no me invento algo. Aquí puedes leer el texto completo

Yo no estoy en desacuerdo con lo descrito en esa revisión, al menos con los hechos como son lo que te estoy mencionando. Sí discrepo totalmente con la interpretación que hacen. Como están bajo el paradigma bélico del sistema inmune, a todos estos mecanismos que te acabo de describir, los incluyen como factores de virulencia de la bacteria, es decir, como factores que contribuyen a la infección y al daño y, por tanto, son factores contra lo que hay que luchar.

Por eso piensan que si la célula del endotelio no expresase el receptor, no habría posibilidad de infección y todo se resolvería. Y bajo el pensamiento lineal y anodino que siguen, es la respuesta más lógica. De ahí que elaboren fármacos para condicionar cómo se expresa ese receptor, o para una vez expresado, bloquearlo y que no se pueda adherir algo más a él. Cuando consiguen esto, obviamente que hay un porcentaje elevado de éxito en la misión de que no haya infección… pero casualmente eso conlleva efectos secundarios del fármaco no deseados.

Oh vaya! qué sorpresa! Si fuese un mecanismo que únicamente sirve para hacer el mal, ¿no sería lógico pensar que si lo eliminamos, nada malo puede ocurrir? Pues resulta que no… resulta que como el organismo no puede usar ese mecanismo, tiene que crear o usar otros, lo que conlleva a efectos secundarios típicos de los fármacos como diarrea, mareos, cefaleas… síntomas de que el cuerpo está tratando de auto-regularse, como consecuencia de que no puede usar las vías habituales para tal efecto.

Así podría seguir poniéndote cientos de ejemplos, como el de la Mycobacterium tuberculosis… que también se introduce en el medio intracelular “para esquivar” – según el discurso oficial – a los guardias del ejército. Y a tal punto llega el delirio, que tienen que montarse unas películas increíbles para seguir sustentando una “teoría” que no hay por donde cogerla, pues esa misma Micobacteria de la tuberculosis, literalmente usa los macrófagos y fagocitos para viajar por el cuerpo. Sí, como lo lees. Los macrófagos fagocitan la micobacteria, pero casualmente no la eliminan y ésta es transportada vía linfática hasta llegar a otro tejido y nuevamente colonizar.

La visión oficialista es que la Mycobacteria cuenta con mecanismos de defensa espectaculares, como si de un supervillano de cómic se tratase que resiste las enzimas de los macrófagos. Lo objetivable es que la micobacteria entra en el macrófago, viaja por vía linfática y llega a otros tejidos donde una vez allí, el macrófago se desintegra y queda la Micobacteria nuevamente libre y vagando a sus anchas.

Todo esto muestra que al menos hay que dudar del discurso de que el sistema inmune es un ejército cuyo objetivo es eliminar a todo patógeno identificado. Insisto, hay cientos de ejemplos más que puedo poner, como que una e.coli pase por delante de un macrófago y éste la detecte pero no la “ataque”, o mecanismos de “bandera blanca”, es decir de señalización de bacterias a células inmunitarias para que no las fagociten.

Es como si el malo malísimo de la historia, Bin Ladem del que ya ni nos acordamos, le hubiera dicho al gobierno de Estados Unidos que no le detuviese, que iba a perpretar el mayor atentado de la historia occidental y el ejército del país más poderoso del mundo, con el sistema de vigilancia más desarrollado y los niveles de seguridad más altos, no sólo se lo permitiera si no que fuera cómplice de todo lo que sucedió… (cualquier parecido a la realidad es mera coincidencia).

En fin, la ciencia finalmente se basa en la pregunta constante, en la duda constante y en el debate. Ya no te digo que llegues a conclusiones como que el cuerpo capta exactamente la bacteria que necesita para hacer el trabajo de eliminación de lo que ya no necesita y para ello usa esas bacterias mal llamadas “patógenas”. Tampoco te pido que asumas que el contagio es un mito y que tu salud no depende de cómo “estén tus defensas”, pues tal concepto es erróneo. No te pido eso, no… pero sí que abras la puerta a la duda razonable, a ser consciente de que aún falta mucho por descubrir científicamente hablando y que por tanto, la ciencia no tiene la verdad absoluta aunque es innegable que es un buen método para alcanzar la utópica objetividad.

¿ Y si el sistema inmune no es un sistema de defensa, qué función tiene?

Bien pues llegados a este punto, abro la puerta a que te replantees el sistema inmune desde otra perspectiva. Y te aseguro que el cambio es mínimo, pero muy poderoso. Como vengo describiendo, lo descubierto en los estudios en cuanto a hechos es indiscutible. Que haya una respuesta inflamatoria en un momento determinado para responder ante ciertas bacterias es un hecho. Que esas mismas bacterias puedan estar vagando a sus anchas por el cuerpo sin provocar inflamación ni respuesta inmunitaria, también lo es.

Luego algo tiene que ordenar cuándo se da la respuesta inflamatoria y cuándo no ante el mismo estímulo, ¿cierto?. Y ese algo si bien podría ser el propio sistema inmune que tenga “cierta inteligencia”, en realidad no es tan así, al menos no las células inmunitarias que la gran mayoría son ejecutoras de órdenes. Hay otro sistema que es el verdadero regulador de la función inmunitaria: El sistema nervioso autónomo.

Esto lo desarrollaremos en otro momento, pero ya te adelanto que el sistema nervioso puede inhibir directamente la acción del sistema inmune de la misma forma que puede estimularlo. De ahí viene el dicho de que el estrés crónico baja tus defensas. En realidad todo esto forma parte de un proceso milimétricamente programado para que en cada momento pase lo exacto que tiene que pasar y no otra cosa.

Y sí, que en un momento determinado “bajen tus defensas” es lo exacto que tiene que pasar, aunque parezca contradictorio. Que justo en ese momento aprovechen las bacterias para proliferar y expandirse también es lo que tiene que pasar. Y tras ese momento, sólo y exclusivamente cuando reciban la orden, esas bacterias se pongan a trabajar, también es lo exacto.

Como inicié diciendo, el error no es un error de nuestro organismo que funcione mal, es un error meramente interpretativo de lo que está haciendo nuestro cuerpo.

  • Cambia el concepto de ejército de defensa, por el concepto sistema de homeostasis

Ya está, sólo es eso. A partir de ahí evitemos el lenguaje bélico para describir qué está sucediendo y todo se aclarará… usando para ello los mismos estudios científicos.

Allí donde leas que una bacteria ha colonizado una mucosa, cámbialo por la célula del epitelio ha dado la señal de que se necesita una bacteria en concreto en el organismo.

Allí donde leas que tal bacteria tiene mecanismos de defensa contra nuestro sistema inmune, cámbialo por que esa bacteria se comunica con las células de nuestro sistema inmune avisando de que tiene permiso de trabajo en nuestro organismo porque hay que hacer una labor especial.

Allí donde leas que una bacteria genera tóxicos y eso produce síntomas de infección, sí créetelo es así… pero no te creas que eso es porque es mala y quiere matarnos, eso es interpretación. Esos tóxicos son generados por el propio metabolismo de la bacteria que está haciendo el trabajo que se le ha encomendado. Una vez finalice ese trabajo, será eliminada por el sistema inmunitario (o implosionará por sí misma).

De hecho, el propio síntoma de inflamación es creado por el sistema inmune para que acudan operarios como los macrófagos y neutrófilos a eliminar esos tóxicos, como cuando en una obra se tira una pared y hay que sacar los escombros. Pero es curioso que incluso en ese momento, los macrófagos puedan no atacar a la bacteria que supuestamente está provocando el mal.

Allí donde leas que algo es pro-inflamatorio, no lo entiendas como una señal negativa por sí misma, si no como la necesidad de que el sistema inmune actúe para equilibrar o procesar los eventos que ahí estén sucediendo.

Y como estos puntos, mil más. Cuando leas un estudio científico del sistema inmune, haz el ejercicio de eliminar el lenguaje bélico de ataque, invasión, etc, por una perspectiva neutra de equilibrio, verás lo que cambia.

Empezarás a entender que los macrófagos son operarios que limpian las calles, que los linfocitos son células especializadas para eliminar lo exacto que hay que eliminar y no un ataque generalizado como proponen, que los anticuerpos no son otra cosa que mera información, planos e instrucciones para saber cómo proceder ante los eventos… comprobarás como el sistema inmune actúa exactamente igual – con matices – ante una bacteria que tiene que eliminar, que ante una célula que tiene que eliminar. En el primer caso, lo ves como positivo porque te han hecho creer que es mala la bacteria. En el segundo es patológico por el mero hecho de que está eliminando una célula sana tuya y a eso lo etiquetamos como autoinmunidad…

En fin, es un viaje intenso, que no da para contártelo sólo con un artículo… por lo que te propongo que si quieres profundizar en todo esto y conocer de una vez por todas qué hace el sistema inmune de verdad, cómo optimizarlo y cómo destruir las creencias generadas durante tantos años de hipnosis de lenguaje bélico, accedas a la comunidad de Vida Biológica y a la membresía del Camino Biológico, donde tendrás esta y mucha más información acerca del sistema inmune, microbiota, sistema nervioso y mucho más.

¡Salud!

2 comentarios

  1. Virbio dice:

    Me parece una maravillosa reinterpretacion de la teoría actual, con una lógica más que aplastante a tener en cuenta…. pero surge una primera pregunta (de muchas); ¿Por qué carajo el cuerpo querría o necesitaría de los «servicios» de estos mal llamados microorganismos patógenos, si por sí solo debería poder/saber autorregularse??
    (Se me ocurre…)…
    Por cierto genial el párrafo de la conspiranoia de las células para derrocar al.gobierno malvado del cerebro 🙈 y la alusión al ejemplo de Bin Ladem…. me ha dado mucha risa😂
    Deseando leer y saber más!!!!
    Graciassssssss

    1. Muchas gracias por el comentario!
      Respondiendo a tu pregunta, esas bacterias llamadas patógenas generalmente el organismo las utiliza para realizar funciones de eliminación de tejido o también para eliminar o metabolizar tóxicos que puedan encontrarse en el terreno celular.
      Esto lo profundizaremos en otro artículo más adelante aunque ya hay contenido al respecto dentro de la Academia 🙂

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