Cuando se inicia en esto de comprender cómo funciona nuestra biología y cómo se activan distintos programas biológicos es frecuente llegar a preguntarse: “Entonces… ¿todo es culpa del estrés?” o también… “¿No importa qué comas, si estás expuesto a tóxicos o no, que todo se origina en un shock emocional?”
Eeeeh… cómo te lo digo. Sí, y también no. Y aunque algo histérico puedo ser en ocasiones aquí valen ambas respuestas. Creer que todo se origina por un estrés emocional está tan lejos de la realidad biológica como creer que las emociones no tienen relación con lo que pasa en tu organismo.
Vamos paso por paso. Por si no conoces, nuestra biología está en constante adaptación al entorno en el que te encuentras y para ello usa distintas herramientas. Todo lo que percibes del exterior por tus sentidos es procesado en tu sistema nervioso y en base a infinidad de datos bio-eléctricos y químicos, esa información se unifica y se interpreta, obteniendo una respuesta que va a tener que ejecutar las células de tu cuerpo encargadas de esa función. Por ejemplo, hueles a las croquetas riquísimas de tu abuela y automáticamente, sin tener que pensar en algo en concreto, empiezas a salivar.
Te llega una señal, tu cerebro la procesa y el mensaje es: “Prepárate chaval, que viene algo muy rico, da igual que no tengas hambre…”
En ese preciso momento hay una activación de tu sistema nervioso simpático que envía un estímulo a tus glándulas salivares (en especial la derecha, que todo está muy medido) y ésta se pone a trabajar para fabricar la saliva que espera ansiosa esa cremosidad de la bechamel que preparó con tanto amor tu abuela.
En ese instante no podríamos decir que tienes un estrés emocional provocado por las croquetas de tu abuela, ¿cierto? Pues fíjate que sí podemos decir que tu glándula salivar derecha tiene un estrés biológico. Puntual, eso sí, pero estrés al fin y al cabo. De la misma forma que tú te estresas cuando te dicen en el trabajo que tienes que entregar tal informe mañana.
Del contexto dependerá que ese estrés sea normal e incluso beneficioso o que suponga un verdadero disruptor de tu paz. Si habías hecho los deberes y sólo tienes que enviar un correo para hacer llegar el informe, será hasta satisfactorio realizar esa acción. Pero si no tienes nada preparado, ni si quiera sabes de qué te está hablando el jefe y ya es la cuarta vez que te pasa y que no lo entregas, muy posiblemente no duermas en toda la noche por miedo a que te despidan.
A tu glándula le pasa lo mismo. Si es ese momento puntual, a los pocos minutos recibes la obra de arte hecha croqueta y te la comes, listo, ya está… ha sido enormemente placentero aunque le hayan hecho trabajar por unos instantes. Ahora, si el estímulo de fabricar saliva es por mucho tiempo prolongado, porque digamos que el alimento prometido no llega, como un ascenso que siempre te prometen pero que nunca llega… entonces esa pobre glándula estará trabajando día y noche con el consecuente estrés.
Como ves, todo depende del entorno y del contexto. Y si te paras a analizarlo, en realidad estrés biológico y estrés emocional son dos cuestiones totalmente separadas. Puedes sentir un estrés biológico puntual y que eso sea ampliamente satisfactorio. Por ponerte otro ejemplo, puedes ir a sumergirte en hielo de forma voluntaria… un estrés que ni te cuento… pero la satisfacción que tienes tras sumergirte más los beneficios que eso tiene para todo tu organismo te generan una sensación de paz emocional impresionante.
Luego son dos cuestiones distintas:
- Estrés biológico es todo cambio que tu cuerpo necesite realizar para adaptarse a la situación
- Estrés emocional son todas las construcciones mentales que se generan cuando interpretamos una situación que es biológicamente estresante para nosotros, especialmente las que son prolongadas en el tiempo o han tenido un impacto más importante.
La emoción es una consecuencia de la necesidad de un cambio biológico, y ese cambio se ha dado por un estrés previo. Si no tienes ese estrés, ni te mueves. Si no tienes el estrés del hambre, no tendrías la necesidad de comer. Si no tienes el estrés del frío, no tendrías la necesidad de ropa y refugio. Si no tienes el estrés que conlleva una vida en la pobreza más absoluta, no tendrías la necesidad de trabajar por algo imaginario que llamamos dinero.
Y en todos esos puntos, te surge una emoción si no atiendes ese estrés pronto. Si tienes hambre prolongadamente puede que eso te enfade. Si tienes frío y no puedes quitarlo con nada puede surgirte rabia o incluso miedo a morir de frío. Si no consigues ese papel imaginario llamado dinero puedes sentir injusticia, rabia, ira, pena, frustración, desvalorización…
En fin… un cóctel como ves pero que tiene un orden. Pues la emoción, literalmente significa movimiento e-movere, energía que te impulsa a moverte. Es decir, el estímulo exacto que necesitas para poner gasolina al motor y cambiar las situaciones.
LA RESPUESTA BIOLÓGICA ES ANTE EL ESTRÉS BIOLÓGICO, NO EMOCIONAL
Aclaremos entonces este embrollo. Tus células no entienden de emociones, entienden de bioquímica y de impulsos eléctricos. Esto no quiere decir que no se vean afectadas por las emociones… pues el líquido celular cambia directamente su estructuración molecular dependiendo de la emoción y otras frecuencias a las que estén sometidas – pero ese es otro tema que puedes profundizar en el monográfico sobre el agua -.
En este caso tus células van a entender un estímulo simpático y / o parasimpático, o una molécula que le lleve un mensaje como las hormonas. Y ese cambio es binario, 1 o 0, no hay término medio. O está en simpaticotonía o está en vagotonía (parasimpático). O hay adrenalina y noradrenalina (o en su defecto cortisol) o no lo hay. En el medio intercelular puede haber distinta concentración de estas sustancias, pero una vez la membrana de la célula lee la situación, o da la orden correspondiente a la simpaticotonía o no la da.
Por ello todo se reduce a eso, a estímulos procedentes del simpático o del parasimpático y, en consecuencia, tus células actúan.
- Que hueles el olor a croquetas, estímulo simpático a tu glándula salivar y de regalo, a las células que van a fabricar el ácido del estómago.
- Que sientes frío intenso, estímulo simpático a tus mitocondrias para generar más calor y consumir más materia grasa que caliente la caldera.
- Que tu jefe te dice que estás despedido por no entregar el informe, estímulo simpático generalizado que activará el órgano correspondiente dependiendo del sentido que tú mismo le des… si es una injusticia y una mierda que haya ocurrido eso, tu intestino grueso recibirá el impulso. Si es algo que no puedes creer cómo ha pasado eso y no sabes como gestionarlo, tu estómago recibirá el impulso. Si crees que eso te pasa porque no eres válido, tus músculos y huesos recibirán esa simpaticotonía.
Y automáticamente, como una respuesta más en todo ello, después y sólo después, se genera una reacción química que traducimos como emoción y que reconocemos dentro nuestra.
Luego el disparador siempre será un estímulo simpático que representa un estrés biológico para tus células. El origen de este estímulo siempre será tu sistema nervioso central que ejecuta esa respuesta en base a toda la información que recibe tanto del exterior como del interior de tu cuerpo.
Y ESE ESTÍMULO PUEDE PROCEDER DEL EXTERIOR O DEL INTERIOR
Del exterior ya has visto, el frío, una información que lees o que te dicen, un alimento que introduces… infinidad de ellos. Incluso radiaciones electromagnéticas pueden suponer un cambio importante biológico e implicar un estímulo simpático para que tu organismo se adapte.
Y del interior? Exactamente igual.
Pero no va por donde te imaginas. Que tú o quien sea se hable con desprecio a sí mismo, no es causa, si no consecuencia de las activaciones biológicas. Sí, como lo lees, que una persona a sí misma se machaque mental y emocionalmente por la causa que sea, es consecuencia del impacto biológico que esa misma causa generó – vuelve a leerlo, por favor-.
Es prácticamente imposible que un proceso mental que llamamos pensamiento sea por sí misma la causa de una activación biológica. Es al revés, ese pensamiento existe porque ya hay una activación biológica. Que esa persona crea que no es válida y en su mente haya pensamientos desvalorizantes, es porque hay una o varias activaciones relacionadas con su valía – es decir, esa persona tendrá afectaciones de hueso, músculos o similar y ese pensamiento es un síntoma más -.
Y entonces, ¿A qué me refiero con activaciones internas? Son varias posibilidades y aquí es donde entra eso de: “No todo son emociones”.
- Que una persona tome alcohol de manera recurrente implica que para metabolizarlo va a haber una activación simpática primero a nivel general para provocar un efecto astringente, pero después hepática para metabolizarlo.
- Que tome venenos que misteriosamente están dentro de la comida ultraprocesada que te comes, también supone un trabajo extra de tu cuerpo para deshacerse de eso que ni necesita ni le beneficia.
- Que tengas una acumulación de metales pesados en tu cuerpo, si éste no tiene recursos para gestionarlo, también es un estrés.
Si no tienes otras fuentes importantes de estrés biológico, es decir, estás bien adaptado/a a tu entorno, estos estímulos no son suficientemente importantes por sí mismo para suponerte un verdadero problema (depende de la cantidad de alcohol o sustancia introducida, por supuesto). Tu cuerpo, si está en equilibrio, tiene capacidad más que de sobra para gestionar todo esto. La pregunta sería entonces qué necesidad tienes de someter a tu cuerpo a ese estrés, pero ese ya es otro tema.
Ahora, cuando además tiene que luchar constantemente contra otros 100 estímulos estresantes, se agota y eso tiene sus consecuencias.
Tu estilo de vida y tu alimentación, cuentan por supuesto. Pero si tu sistema nervioso está en equilibrio, tu cuerpo tiene una capacidad enorme para sobrevivir. Para que se desarrolle lo que conocemos como enfermedad, necesariamente tiene que haber un impacto, un estímulo simpático en tiempo e intensidad como para que se active una fisiología especial de nuestras células. Ese estímulo podría ser el contacto con un tóxico de forma prolongada, sí, pero tendría que ser o dosis relativamente altas en corto periodo de tiempo o un contacto muy prolongado.
Aún así, es mucho menos probable que el origen sea ese tóxico especialmente como digo si tu sistema nervioso está en equilibrio. Ese tóxico condiciona mucho tu terreno celular, no es inocuo. Lo que producirá será que tengas mucha menos capacidad de adaptación y que un estrés no tan intenso te provoque activaciones que a una persona sin esos tóxicos podrían gestionar sin problema.
Es por ello que personas intoxicadas son más reactivas a las emociones, son más inestables o las consecuencias del estrés les “lleva por delante”. Discuten más, están más deprimidos, son más agresivos, se autolesionan con más frecuencia… en definitiva son menos tolerantes al estrés que supone algo inesperado para ellos.
Pero tranqui, no me seas hipocondriaco/a… necesitas estar muy contaminado para ello.
Piensa por un momento a esas personas mayores, polimedicadas, tomando más de 10 pastillas diarias, expuestas a radiaciones de wifi, que viven en un edificio antiguo con poca luz, humedad y con el estrés constante de los vecinos jóvenes que hacen fiestas, soportando que sus hijos no vayan a verlos desde hace meses y viviendo en frente a la televisión con los dramas diarios del telediario.
Si esas personas sobreviven aún con todo eso… tú que te cuidas, que vas a la naturaleza, que practicas actividad física, que comes todo lo mejor que sabes… por un poco de estrés biológico que tengas, tranquilo o tranquila, que sobrevives.
Y ese ruido mental que todos tenemos, es sólo eso, ruido. Por ello no te vas a enfermar. Ahora, si a un estrés biológico que te pase lo agrandas y maximizas con tu mente, no eres capaz de gestionar las emociones que te surgen y especialmente lo vives en soledad y no puedes relajarte o despresurizar nunca… ojo. Necesitas un cambio.
Las emociones son un síntoma más. Si vives con muchos cambios emocionales es porque estás teniendo varios asuntos que suponen un estrés biológico para ti. Simplemente se consciente de ello y ayuda a tu sistema nervioso a equilibrarse. Aprende a escuchar a tu cuerpo y a leer las señales que te envía.
Para ello dentro de la Academia tienes ya mucha información de cómo hacerlo estando en contacto con la naturaleza y además obtendrás muchas herramientas como meditación, técnicas de liberación emocional y mucho más, al servicio de tu biología.
¡Salud!